(Canción del salón santiaguino de la época colonial)
Ay de mí que he de vivir
viendo, callando y sufriendo.
Otra más feliz que yo
de tus labios mereciendo.
Ay de mí aunque yo quiera
con tu corazón hablar,
pues a mí se me prohíbe
lo que no puedo ocultar.
Ay de mí que mi fortuna
permita que yo esté viendo
que otras gocen tus caricias
y yo triste padeciendo.