Es ella devuelta, es ella devuelta.
Cada mañana la misma y otra.
Que lo esperado ayer y siempre
ha de llegar esta mañana:
Mañanas de manos vacías,
que prometieron y defraudaron.
Mirar abrirse otra mañana
saltar como el ciervo del Este
despierta, feliz y nueva,
vívida, alácrita y rica de obras.
Alce el hermano la cabeza
caída al pecho y recíbala.
Sea digno de la que salta
y como alción se lanza y sube
alción dorado que baja cantando
¡Aleluya, aleluya, aleluya!