Hoy vuelvo a ti, después de andar por ese mundo
Sin hallar jamás descanso ni quietud.
Hoy vuelvo a ti, trayendo en mi alma dolorida
Un consuelo que me anima... y eres tú...
Ya no podré lograr jamás que tú me quieras,
Rogaré con toda mi alma tu perdón.
Espero, vida mía, no me hieras;
No me hieras que ya traigo dolorido el corazón.
Tan solo tú...
Has sabido comprender
El loco afán que me alejara de ti...
Tan solo tú...
Has podido perdonarme,
Y yo viví para hacerte penar.
Tan solo tú...
Has logrado renacer
Al muerto amor, que ha vuelto a florecer.
Hoy veo en vos, a la mujer llena de gracia,
Carmelita de las manos de piedad;
Tierna mujer que he visto fuerte en la desgracia,
Que ha curado mis heridas con bondad.
Nada podrá ya separarme de tu lado,
Qué sería de mi vida sin tu amor.
Si han muerto ya mis sueños alocados
Esos pobres sueños míos, que la vida destrozó.