Sólo creo ya en tu amor, mi parejero.
Mi noble pingo alazán tostao,
vos tan sólo para mí fuiste sincero
y mi cariño no has traicionao.
Vos me has hecho estremecer
de orgullo y de placer.
¡Tus tardes de triunfador!...
Pero hoy sólo busco en vos al compañero
y al confidente de mi dolor.
Si en el codo peligroso del querer
rodé tan fiero,
el desquite con tu triunfo ha de tener
mi decepción,
pues no falla, parejero,
tu mirada inteligente
ni tu pinta de ligero
ni la mancha de tu frente
que es tu sello de campeón.
Vos me has dado mis más caras emociones,
ni noble pingo alazán tostao.
Heredero de una raza de campeones.
¡Tostao! Muerto antes que derrotao.
Es en vano pretender lealtad en la mujer,
tan falso es su corazón.
Pero en vos puedo cifrar mis ilusiones
pues sé que nunca me harás traición.