Limosnear cariño, mendigar un beso,
vivir en los brazos de tu compasión,
si en algún momento pensaste en eso
tu pobre capricho vivió en un error.
Error de sentirte mimada y bonita,
sin pensar que el hombre que te dio su amor,
tus besos piadosos no los necesita,
ni el fuego prestado que le de calor.
Mirá... mirame las manos
enfermas y doloridas.
Morder mis carnes vencidas,
por no matarme o matar.
Porque prefiero mil veces
sufrir y despedazarme,
a tener que arrodillarme
como un cobarde y llorar.
Por eso te pido que cambies de rumbo,
soy hombre y comprendo que es humano errar.
Al final de cuentas, es tan grande el mundo
y hay tantas maneras de ver y pensar.
La culpa no es tuya, ni tampoco mía,
ni vale la pena saber quién erró.
Pero si a mi lado volvieras un día,
por cariño siempre, por limosna, no.