Una pareja que con distinto social se llegan a enamorar de la mejor manera,
Ella se olvida de que su familia es real y el también a duras penas lo logra olvidar,
Una muchacha de unos ojos verdes con un muchacho de un pelo rizado,
Ella que vive allá en un barrio chévere en cambio el vive en un barrio apartado,
Emocionado vivía el muchacho que un día borracho llegó al colegio,
Llegó diciendo que se casaba, y se regó la bola en el pueblo, regó la bola en el pueblo,
Y es natural que el interesado es el ultimo en saberlo, llegó el rector del colegio,
Y al padre de ella avisaría y entonces yo solo lloraría saber que lejos la mandarían,
Y se marchó pa’l extranjero diciendo que escribiría, hay mentira
Porque a mi casa aún el cartero no ha llegado todavía, y ni llega
Porque me han dicho que a su casa ella escribe todos lo días.
Y bendita suerte la mía, hay bendita suerte la mía.
Pisaba espinas, destrozado el corazón bien tomó la decisión para ir a verla un día,
De polizón en un crucero se embarcó, sin dejar la dirección donde se dirigía,
Y así llegó a la tierra prometida, tocó a la puerta donde ella viviera,
Y le dijeron si señor, si habita, qué se le ofrece soy el novio de ella,
Y le cayó como una gota fría porque a las voces salió la exnovia,
Y al verlo triste solo decía “que dios te guarde buena persona” por algo no te escribía,
Y de sus dedos sacó el anillo que le llevaba pesado, cubrir las faltas de aquello,
Que era un secreto todavía, se muere el muchacho de guayabo, quien iba a pensar que así sería.
No más palabras y un final solo hablar vale conciencia, hay paciencia
Era la frase que a menudo le recalcaba su vieja, y cuentan
Que ahora en el pueblo esta tranquilo y ella es la que no recuerda.
Y bendita suerte la mía, bendita suerte la mía…