Tengo un amigo pequeño
que viene en las tardes hasta mi jardín
para que yo sepa el cuento
del último sueño que tuvo al dormir.
Y es poco el tiempo que tengo
para hacerme dueño de un sueño infantil,
pero mi amigo pequeño quiere sonreír.
Para mi amigo pequeño
resulta importante venir hasta aquí
porque tal vez en su casa se aburre,
le pasa lo mismo que a mí.
Por eso si el tiempo pasa
me voy a su casa si él no viene a mí
porque mi amigo pequeño se siente feliz.
Tengo un amigo pequeño
que viene en las tardes hasta mi jardín
para contarme la última mala palabra
que ha oído decir.
Yo me contengo la risa,
regaño su prisa voraz de saber
pero mi amigo pequeño quiere conocer.
Cuando mi amigo pequeño
cabalga en mis hombros me siento corcel
hasta que el grito materno anuncia que llega
la hora de comer.
Mi amigo se pone triste,
se acabó su juego, lo siento por él y por mí,
tengo un amigo pequeño que cuando me voy
se pone a llorar.