Amanece en la ciudad,
se despierta por las prisas,
dando culto a la ansiedad
mientras el murmullo crece.
Ya se colocan en las esquinas
los llamados príncipes del placer
Jóvenes con hambre que ofrecen su cuerpo
por necesidad.
Salen de los guetos, del hedor a suburbio,
en cualquier ciudad.
No hay sentimiento en sus miradas
sino una mezcla de odio y de rencor.
Es la sociedad la que los obliga
¡Tienen que sobrevivir!
Lo puedes ver todos los días,
venden su piel en las esquinas.
No conocen la paz
y es la calle su hogar.
Crecen marginados y sufriendo el presente
de su cruel realidad.
Son condenados al chabolismo
que agudiza el problema mucho más.
Lo puedes ver todos los días,
venden su piel en las esquinas.
Es la sociedad la que los obliga
¡Tienen que sobrevivir!
Sin ilusión ni futuro
sólo les queda su cuerpo.
Un nuevo día amanece
y salen de nuevo a la calle.