Ayer al verla pasar me convencí
Que no es posible volver y comprendí
Que todo se ha terminado,
Que somos sombras de aquel pasado.
Con cuánta pena miré lo que creí
Sería mi salvación... ¡pobre de mí!
Y en esa duda terrible
De hablarla o no hablarla
Mis pasos volví...
Pobrecita,
¡qué vieja y pálida estaba!
Sin brillo
Sus negros ojos miraban...
La vida
Quiso ensañarse con ella...
¡pensar que fue tan bella
Y que hoy el mundo la olvida!
Si supiera
Que yo también he cambiado,
Que tengo
El corazón destrozado,
Que a veces
Hasta en matarme he pensado,
Pues todo, todo, todo
Ha muerto ya para mí...
Después temblando me fui de aquel lugar
Con unas ansias tan grandes de llorar...
Enloquecido de pena,
Frío en el alma,
Hielo en las venas...
Y anduve, así, sin saber adónde ir,
Sintiendo risas y burlas junto a mí. . .
Y hoy, al saberme perdido,
Sin fuerzas, vencido,
No puedo vivir...