CLEMENTINA
Qué pena que sea pecado y que el pecado termine así.
Qué pena que mi deseo de este amor bueno
se acabe aquí.
Te persigo de noche...
SILVESTRE
Clementina...
CLEMENTINA
…y te sueño de día.
SILVESTRE
Clementina…
CLEMENTINA
Yo pronuncio tu nombre y no oyes ni el eco de mi voz.
Por eso tú no te enteras de nada.
Si te espero, me ignoras,
Si te hablo, te callas y no dices palabra.
Y es una pena que sea yo, ¡quién tan desgraciada soy!
Quien se haya enamorado de un hombre imposible, ¡ay, pobre de mí!
Qué pena que sea pecado. Qué pena.
Si tú no fueras tú, podría tu cariño poseer,
mas si no fueras tú, tal vez ya no pensara en tu querer.
Que es un pecado que sea yo
quien mienta por ti hasta a Dios,
al punto de inventarme pecados mortales para hablarte otra vez.
Que pena que sea pecado, que pena.
Pecado…