Tres clases de mula
tipo nacional
tiene el diccionario
de esta capital:
La esposa del mulo
es mula, animal;
y mula es la bruta
que hace todo mal.
Y hay una tercera
y última acepción:
la que ha consagrado
esta población.
Si te dice tu marido
que el negocio anda torcido,
y por causa del negocio
a cenar va con su socio:
¡mula!
Que tu amante va al dentista:
¡mula!
Que te adora alguna artista:
¡mula!
Si tu esposa idolatrada
solicita acongojada
que le traigas un dinero
que reclama el panadero:
¡mula!
Si la ves muy cariñosa:
¡mula!
Y tres últimas ahí van...
Vos sabés que soy tu amigo:
¡mula!
Que el casorio es una dicha:
¡mula!
Te acompaño al sentimiento:
¡mula!
Y reservo varias más
y no sigo con las mulas
porque los voy a cansar.
Tengo varias muestras
para regalar
de esta nueva industria
que ha de prosperar;
hay mulitas chicas,
mulas de montón,
mulas consagradas
y de bodegón.
Y para entrenarse
con este refrán,
digan siempre ¡mula!
y la acertarán.
Que te aprecian tus parientes:
¡mula!
Que los referees son justos:
¡mula!
Que vendrán tiempos mejores:
¡mula!