Hemos llegado porque ha sido
ancho el camino del cantor
cuando es el pueblo la campana
que le estremece el corazón.
Hemos dejado en cada oído
un canto libre y una historia
que se recuerde en todo tiempo,
que no se apague en la memoria.
Hemos guardado con nosotros
la noble llama solidaria
de hombres que en todos los colores
nos dan aliento de araucaria.
Si hemos perdido la alegría
para cantar nuestra canción,
es que nos falta la guitarra
de nuestra patria, sí, señor.