Languidece ese amor que una tarde
terminó en un idilio triunfal,
este siglo no es siglo de sueños,
aunque sangre el alma, es dura verdad.
Agoniza la flor de tu boca
en el frío rincón del hogar,
y mis ansias de loca bohemia
ya no se conforman con la realidad.
Los dos pensamos lo mismo,
sin ser capaces de hablar
los dos rumiamos reproches
por no gritar la verdad...
Los dos somos dos extraños
estando en la intimidad,
el que dirán nos ahoga
y mentimos a cual más.
La miseria termina en hastío
y el hastío en un drama brutal,
no esperamos caer al abismo
y hablemos derecho, lo que haya que hablar.
Nunca es tarde si hay ansias de vida
y es mejor prevenir que curar,
nada importa lo que hablen o digan
que al fin las mentiras no nos salvaran.