No sé qué tiene mi voz
que suena tan destemplada
como si en ella anduviera
el alma de la vidala.
Porfiando por alcanzar
los tonos de mi guitarra
que enanca en el grito macho
que sube por mi garganta.
Arisca para empezar
después no puedo callarla
cantando mis pobre copla
poquito a poco se amansa.
Ay vida, ojalá pudiera
cuando me muera dejarla
trenzada entre los acordes
de mi doliente guitarra.
No sé qué tiene mi voz
que a veces tan triste suena
cuando habla de cosas idas
y de otro tiempo se acuerda.
Para el odio y el amor
su acento tiene misterios
se vuelve tan tierna y dulce
cuando pronuncia un te quiero.
Que nunca diga mi voz
palabra que cause herida
que sea para el que sufre
agüita fresca que alivia.