Dejó a su novia en Barcelona
comiéndose las donas
y regalos de civil,
minutos antes de la boda
compró un disco de moda
y un pasaje hacia Brasil.
No hubo despedidas
eso está bien,
sólo que era un buen día
para irse y dijo:
"Las horas no me van,
las horas no me van a esperar,
las horas no me van a esperar."
Dieciocho mil millas en moto
amigo y copiloto
guerrillero y buen doctor,
lo tuvo todo y lo dio todo
esposa, amante, hijos
y hasta una revolución.
No quiso más despedidas
eso está bien
Cuando era chico un buen día,
caminaba y dijo:
"Las horas no me van,
las horas no me van a esperar,
las horas no me van a esperar."
Las horas no me van,
las horas no me van,
las horas no me van a esperar...
Miró a los ojos de su jefe,
un niño pijo, avaro,
medio raro, acosador,
le dio una cita en la Cibeles
y con un tenedor
crucificó su pantalón.
Venganza y despedida,
eso está bien,
arrodillada un buen día,
ya cansada, dijo:
"Las horas no me van,
las horas no me van a esperar,
las horas no me van a esperar.
Las horas no me van,
las horas no me van a esperar,
las horas no me van,
las horas no me van a esperar...