Más que el universo ella es antigua,
más que las galaxias ella es.
Más que el sol labriego ella es antigua,
más que las murallas de los Andes y su fuero,
anterior al hombre, a su memoria y a su amor,
a sus armaduras, su puñal, su asedio,
más que el aire alado ella es.
Más que el vegetal,
más que el carbón de piedra,
más que el mar amante
y su convoy de escamas,
más que los metales y el reloj.
Y no se ha extinguido en su cometa, en su calor,
en su madera, en su epopeya, en su bastión.
Sólo se ha calzado la escritura
y un sonido fragoroso
para asomarse a la voz.
Es una palabra establecida
por los fuegos de la vida,
por los truenos de la luz.
Es una palabra sin cadenas
anterior a tu condena.
La palabra que te ofrezco
es libre.