Otra gélida mañana,
Viajo a ver miles de caras
Que no encuentran otra excusa para respirar que ahogar.
Y no puede ser
Que más fuerte que el llanto del cielo,
Sienta la nostalgia gritar.
La oscuridad de mi habitación me obliga a levantarme,
A consumir otra ración de horas en vigilia.
Y sé que está más cerca, que queda menos tras cada día,
Pero la apatía me corroe, y he de sostenerme del aislamiento.
Es el contraste,
El anhelo de la crítica que me hace querer ser arrastrado por el diluvio.
Viento, sopla con más fuerza, lluvia, arrástrame hacia mi norte,
Que no quiero seguir esperando, no quiero volver a ver
Otra gélida mañana,
Viajo a ver miles de caras
Que no encuentran otra excusa para respirar que ahogar.
Y no puede ser
Que más fuerte que el llanto del cielo,
Sienta la nostalgia gritar.
La oscuridad de mi habitación me invita a recostarme,
A vomitar el consumo de tantas horas en vigilia.
Y he tachado otro cuadro, he marcado mi avance.
Y sigo resistiendo, y acudo con resiliencia a mis escritos.