Yo no sé
cómo tuve fuerzas para contenerme
pues creía perderme volviéndote a ver
quise gritar y pedirte perdón
y tan sólo te dije; ¡vida mía!...
Ya lo ves, ni los años
pueden hacer que te olvide,
quien es que lo impide,
¿quién?
El corazón.
Cuantas veces en mis noches
sin apego por la vida
con el alma ya vencida
y el corazón convertido en fantoche
recordando tus reproches,
desesperado me quise matar.
No pensé
nunca que este encuentro
fuera un desengaño
cuánto, cuánto daño
fue verte otra vez,
como has podido mi vida decir.
Con los ojos sin llanto: ¡todo ha muertol
Seguiré
con mis viejas penas detrás del olvido
quién hoy me ha perdido
quién... el corazón.