En la puerta de una iglesia
un niño pide monedas
para comprarle unas flores
a su madre que está muerta.
Hay ternura en sus manitos que no saben de jugar
hay tristeza en sus ojitos ya cansados de llorar,
hay ternura en sus manitos que no saben de jugar
hay tristeza en sus ojitos ya cansados de llorar.
Niño pobre tu no tiene la culpa
que a tu casa Dios no llame nunca
niño pobre tu no tiene la culpa
que a tu casa Dios no llame nunca.