Cuando sufres las cárceles del silencio,
cuando duermes los sueños de la ignorancia,
eres un crucificado.
Cuando en tu sacrificio cobras desprecio,
cuando mueres poco a poco cada día,
eres un crucificado.
Despiértate, despierta
de tu crucifixión.
Cuando callas tus razones por el miedo,
cuando a tus hijos ves crecer en el hambre,
eres un crucificado.
Cuando en vano clamas en este desierto,
cuando siendo un hombre tan sólo eres sombra,
eres un crucificado.