En un bondi color humo,
que al trocén se dirigía,
presencié una fulería
que resultó una función.
Vi como un pobre chabón
palpándose la sotana,
le batió a un punga la cana,
y éste, al verse acorralado,
buscaba desesperado
aligerarse del paco,
fruto digno del atraco
que le fuera deschavado.
A pesar que el gratarola
le dio a la declamación,
no lo convenció al botón,
que se mostró intransigente.
En medio de tanta gente
y ya frente a un oficial,
teniendo corrido el dial
se le acabó el reportaje,
y al revisarlo de ultraje,
en una forma fulera,
lo portaron en galera
y el bondi... siguió su viaje.