Vecina, no me haga caso,
ni mire con desconfianza,
si hace rato que la paso
parado frente a su casa.
Al verla a usted me parece
que está mi mama en la reja,
porque esta casa era mía,
cuando era mía mi vieja...
El barrio está transformado
y hoy veo, al llegar de lejos,
que sólo en él no ha cambiado
la casita de los viejos.
Si hasta la verja de hierro
desde allí parece hablarme,
y usted me mirá y su perro
me ladra como pa´echarme...
Vecina, si usted supiera,
ahora soy un extraño,
sin embargo, entonces era
del barrio... pero hace años.
Entonces, cuando mi vieja
era la dueña de casa,
toda esta casa era mía,
porque era mía mi vieja.