Es difícil ver la realidad
cuando las penas nos hacen mal
confundimos el dolor con la poesía
y la calle nos lastima al caminar.
Buscás pedacitos de aquel cielo
y no encontrás más que tu ventana
ya la luna se dibuja un sol de enero
ya no hay tiempo que dé para llorar.
Adonde vas, canta el corazón,
los días que vendrán, que quedan por vivir,
y si el dolor te tira para atrás,
te podés levantar, podés vivir.
Una madrugada en el balcón
te acompaña sin pedir perdón,
las ventanas van llamando a la mañana
y se ríen en el rojo de este sol.
Un poco de luces y un papel
me ayudan a ver decir la piel.
Yo te canto para siempre,
para que cantemos juntos esta vez.