Los besos que me das no tienen ya sabor,
no suena el cascabel de tu reír cordial,
comprendo que se va muriendo aquel amor
que un día me brindó tu vida tan sensual.
Dejame si es que estás cansada ya de mí,
sereno aguantará tu ausencia el corazón,
y al recordar la gloria que perdí,
no he de llorar, ¡pues soy varón!...
Las caricias pasionales de tu amor,
sin cesar sentiré,
porque dejan en mis labios el dulzor
que brinda tu boca fresca...
Las caricias de tu risa de cristal,
que me negás por ingrata,
fueron el canto de plata
de nuestro idilio nupcial...
¡Prefiere mi alma perderte,
primero que verte
tan fría y desleal!...
Si miedo me tenés, no sé guardar rencor,
andate y no llorés, te quiero ver feliz;
la herida que me hacés con este desamor,
te juro que será muy pronto cicatriz...
Inútil es llorar si muere la ilusión,
otro hombre esperará caricias de placer;
¡andate ya, brindale tu pasión,
saciá tus ansias de mujer!...