Siete de siete colores,
siete veces por semana,
de siete en siete latidos
mi corazón te reclama.
Por este amor que me mata,
malhaya mi cobardía,
mis siete vidas de gata
enteras te las daría.
Menos de siete no quiero,
si hay siete y media me lanzo,
igual me paso y acierto,
que llego y nunca te alcanzo.
Mercurio, Venus, la Tierra,
de mil amores te diera,
Martes, Júpiter, Saturno
y la luna, si pudiera.
Qué suerte ni qué destino,
qué miedo ni qué fracaso,
quién no se pone en camino
de ese flechazo.
Qué gloria, qué desatino,
qué estrella ni qué ocho cuartos,
que si me viene esa flecha
yo no, yo no me aparto.
Herida por siete sables,
pobre esperanza la mía,
siete sueños improbables
se me escapan cada día.
Que siete veces me asome
a los balcones del cielo
y siete besos me salven
del infierno de los celos.
Qué suerte ni qué destino,
qué miedo ni qué fracaso,
la vida toca a tu puerta,
y está de paso.
Qué gloria, qué desatino,
qué estrella ni qué ocho cuartos,
que si me viene esa flecha
yo no, yo no me aparto.
Qué suerte ni qué destino,
qué miedo ni qué fracaso,
la vida llama a tu puerta
y tú, ni caso.
Qué gloria, qué desatino,
qué estrella ni qué ocho cuartos,
que si me viene esa flecha
yo no, yo no me aparto.