Madrid, deshabitado como mi colchón
el verano en que me hice mayor,
y ella que ya no llama.
Tanta ciudad y tan poco por hacer,
gente que sueña su siesta y que
mira por la ventana.
Gente que miente por un trozo de calor,
que reza por que pare el ascensor,
atrapado contigo.
Madres que pieden a sus hijos al nacer,
buscando entre tus piernas lo que ayer
han dado por perdido.
Kilómetro Cero,
respira en el centro de la ciudad
el alma que se pierde al escapar.
Kilómetro Cero,
comienzo de los días que han de venir,
la lluvia que se derrama por ti.
Bares en los que la calma y la cerveza
salvan nuestra vida, y mi cabeza
soñando estar bajo tu ropa.
Promesas que se dicen en la cama,
luces que se clavan en tu espalda,
deja que yo te vista ahora.
Bajo unas ruedas mi mala sombra arrojaré,
quizás así interprete ese papel
en el que soy tu abrigo.
Mujeres que quizás hoy no puedas pagar
cuestionan con sus labios la verdad
de que aún seguimos vivos.
Kilómetro Cero,
respira en el centro de la ciudad
el alma que se pierde al escapar.
Kilómetro Cero,
comienzo de los días que han de venir,
la lluvia que se derrama por ti.
Kilómetro Cero,
respira en el centro de la ciudad
el alma que se pierde al escapar.
Kilómetro Cero,
comienzo de los días que vendrán,
la calma que nos trae tu tempestad.