Una salida la puerta abierta entrando al viento.
Fueron tranquilas las mañanas sin anhelos,
una mujer despertando.
En el suelo muerden sus labios la ilusión de un dueño.
Pasó la soledad y se lo llevó.
Mirándose al espejo él se enamoró.
La despedida la bienvenida al año nuevo.
Es hoy su risa la que seduce y deja ciego.
Está en la calle, hace el amor sin frenos.
Muerden sus labios la realidad de un dueño.
Él pasó por ahí, su corazón tembló.
Rompiendo el espejo con sangre inundó.