El día que tu mirada
con la mía se cruzó
sentí como si una daga
se me clavara en el corazón.
Como un fuego que se prende
adentro de solo estar
ardió por vos de repente
la leña verde de mi soñar.
Con esa llave maestra
que tienes en el mirar
abriste todas las puertas
de mi alma entera de par en par.
De poco me sirvió el orgullo
de nada valió el honor
mis ojos frente a los tuyos
van derechito a la rendición.
Ahora que me despierto
sabiendo lo que es perder
no tengo resentimientos
porque perdiendo más bien gané.
El preció de mi derrota
sin vueltas voy a pagar
pues ya no me queda otra
soy prisionero de tu besar.
Mi vida ya está en tus manos
mirá lo que es el amor
bajo tu fuego sagrado
a quien le importa la salvación.
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