Estás en cada triunfo de mi cosecha.
Estás en cada nueva semilla al aire.
Estás amaneciéndome los jardines.
Estás conmigo, abasteciéndome de sueños.
Estás en cada tramo de mi cabaña.
Estás en cada palmo de mi parcela.
Estás humedeciéndome la garganta.
Estás conmigo en cada punto de partida.
Estás en las gotas de mi sudor
Que caen al surco en pleno julio.
Estás en el sol del mediodía,
También estás en el sinsonte y el río.
Estás en la llama de mi farol,
En la brisa celestina de las once de la noche.
Estás en el clavel de mi ventana;
También estás en las estrellas lejanas.
Estás en el gallito, en la madrugada.
Estás en el humeante sorbo apurado.
Estás iluminándome la mañana;
Y vuelve ya otro día enamorado
Que pide que hoy estés.