Escucho a un fueye que me asegura
que ya es de noche y es noche oscura.
Hoy su rezongo suena a sirena
que está anunciando que hay luna llena.
Este es el tango que con voz ronca
le canto a Lucy al salir del jonca.
¡Lucy! ¡Mi Lucy! Que no hay collares
con que se oculten tus yugulares.
Desde hace siglos no siento el hambre
y hoy sólo quiero beber tu sangre.
¡Conde! ¡Mi Conde!
¡Mi amor prohibido!
Ya desde el día en que la has bebido
mi sangre toda te corresponde.
Si me has herido,
mi flor de anemia
No es esta noche lo que me apremia,
sino la llama que has encendido.
Si algo me quieres,
sólo por eso,
abre la boca con que me hieres
y hoy dame un beso.
El mismo fueye, como si hablara,
me está diciendo que es noche clara.
Ya no es rezongo, ni es la guadaña.
Ni es esa historia de Transilvania.
Este es el tango con voz quebrada
que ahora le canto a mi enamorada.
¡Pero carajo!... ¡Pero carajo!...
¡Quién trajo el ajo!... ¡Quién trajo el ajo!...
¡Tan justo ahora, que sin collares
Lucy me muestra sus yugulares!
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