Entre plumas y sangre, vencido de miedo y de sed,
iba errante.
Sin poder soportarlo,
mis manos y manto de amor,
fui a darle.
Al fin en casa, cur su agona,
mientras que un duro sueo me venca,
y so.
A la maana siguiente,
no era cuerpo de ave, un hombre encontr,
con pocos signos vitales,
despert sonriente y su mano tom,
y sin pensar en ese nuevo aspecto,
no pude contener mi sentimiento,
y lo am.
Despus de varias semanas,
de amor intenso y de ganas,
su rostro cambi,
ya no quedaban heridas,
exceptuando las mas de miedo y dolor,
y poco a poco se iba transformando,
con rabia y con angustia iba llorando,
y vol.