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Ahogando este grito que sube del pecho,
y llega a los labios cargao de rencor,
yo vuelvo a tu lado, atadas las manos,
pero pa' decirte que todo acabó,
Que ya no me importa tu risa o tu llanto,
que a fuerza 'e coraje vencí al corazón,
y que hoy como nunca mirándote cerca,
te veo realmente, así como sos.
La Bruja,
que ayer fuera reina de todo mi ser,
hoy, roto el encanto, no es más que mujer.
La Bruja,
montón de caprichos que me esclavizó,
hoy es un paisaje, cubierto de horror.
Me vuelvo a la vida sencilla y honrada,
me vuelvo a un cariño que es noble y leal,
y puede que un día, curada mi alma,
a fuerza de hombría levante un hogar.
Entonces, acaso, me habré redimido,
y vos, para entonces, quién sabe si sos,
un cacho de invierno cargado de males,
un resto de vida, un poco de tos.