Me adelant un taln de setecientas,
ms gastos, sin contar otras quinientas
en fichas del casino,
mi ltimo tren llegaba con retraso,
as que decid aceptar el caso
de la rubia platino.
Yo era un huele-braguetas sin licencia,
quemado en la secreta por tenencia,
extorsin y los de faldas,
estaba, como buen ex-polica,
a sueldo de un pez gordo, que sabia
cubrirse las espaldas.
Ninguna zorra vale ese dinero,
pens, mientras dejaba mi sombrero
nuevo en el guardarropa,
cantaba regular, pero mova
el culo, con un swing, que derreta
el hielo de las copas.
Cuando sali, por fin, del reservado,
sent que las campanas del pasado
repicaban a duelo,
la ltima vez que o esa meloda
me recetaron tres aos y un da,
ms IVA, en la Modelo.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
me daban diez de los grandes por el caso
de la rubia platino.
Los besos que te dan las chicas malas
salen ms caros cuando los regalan
y huelen a fracaso,
pero el croupier me echaba cartas buenas
y la rubia platino era morena
y el caso era un gran caso.
En un bistr, del puerto de Marsella
nos fuimos demorando, entre botella
y botella de Oporto:
-"Los que pusieron precio a tu cabeza-
le dije exagerando su belleza,
- se haban quedado cortos"-
Puede que me estuviera enamorando,
porque, antes del caf, cambi de bando,
de hotel y de sombrero.
Mi viejo puso un cuarto, con dos camas,
fingiendo que la dama era una dama
y su hijo un caballero.
Ni siquiera, seores del jurado,
padezco, como alega mi abogado,
locura transitoria.
Dispar al corazn que yo quera,
con premeditacin, alevosa
y ms pena que gloria.
Para jugar al Black Jack y ser un duro,
andar escaso de efectivo
es igual que pretender envidar,
con un farol, al futuro,
no por casualidad
me temen en los casinos,
diez de los grandes por seguirle, los pasos,
a la rubia platino.
Para volver a ser alguien, en el ambiente,
necesitaba un par de buenos clientes,
algo para mis vicios y un despacho decente,
no dan para comer las putas del barrio chino,
todos los lunes no me encargan el caso
de la rubia platino.
Para no ser un cadver, en el tranva,
aparte de tener gramtica parda
hay que saber, que las faldas, son una lotera;
con luz de gas brill mi lmpara de Aladino...
me daban diez de los grandes
por el caso de la rubia platino.