“Yo era un hombre conocido en el pueblo,
Todos los días cobraba impuestos sin piedad,
No importando si era rico o era pobre,
El dinero era mi vida y mi felicidad.
Pero un día escuché hablar de un hombre,
Que pasaba por las calles de mi ciudad,
Sentí que algo tocó mi corazón,
Subí a un árbol para verlo entre la multitud,
Me dijo que bajara, por mi nombre me llamó,
Fue el señor quien mi alma salvó.”
Nuestro encuentro con Jesús,
Queremos compartir el día de hoy,
Es nuestra vida en comunión,
Es el testimonio vivo de su amor.
Nuestro encuentro con jesús,
Cantamos fuerte y a una sola voz,
No podemos callar, hoy queremos proclamar,
Que cristo vive en nuestro corazón.
“Yo solía tener fama en el pueblo,
Todos los días vendía mi cuerpo sin piedad,
No importando lo que las leyes dijeran,
Este era mi trabajo y mi necesidad.
Sorprendida en adulterio me llevaron
Donde el maestro en el templo de la ciudad,
Ellos me querían apedrear,
“El libre de pecado la piedra lanzará”,
Todos se retiraron, nadie me condenó,
Fue el señor quien mis pecados perdonó.”
Nuestro encuentro con Jesús….
“Yo también quiero contarle a mi pueblo,
Que cristo, el dios-hombre, de mi tuvo piedad,
No importándole que un pescador yo fuera,
Me regaló su paz, me confió su verdad.
Y yo acepté ser su apóstol fiel,
Dejé mi casa, mi familia y mi hogar,
Mas cuando lo apresaron le fallé,
Sentí un miedo inmenso y tres veces lo negué,
Mi alma arrepentida e indigna de su amor,
Fue el alma que el señor escogió”.
Nuestro encuentro con Jesús,
Queremos compartir el día de hoy,
Es nuestra vida en comunión,
Es el testimonio vivo de su amor.
Nuestro encuentro con jesús,
Cantamos fuerte y a una sola voz,
No podemos callar, hoy queremos proclamar,
Que cristo vive en nuestro corazón,
Que cristo vive en nuestro corazón,
Que cristo vive en nuestro corazón.