Ay amor, que te vas
como un ave fugaz
y el plumaje lo deja
donde se ha ido.
Ay amor, que te vas
esperando encontrar
lo que nunca has hallado ni hallarás.
Érase un camino muerto
por los años y el dolor
de ser camino y no poder caminar
lo ataban al cruel destino
de esperar y esperar.
Y llegó un manantial,
cauce joven de amar,
y se puso a regar lo que murió.
Ni el amor ni el dolor
de agua fresca de amar
pudieron impedir lo que pasó.
Érase un camino muerto
por los años y el dolor
de ser camino y no poder caminar
lo ataban al cruel destino
de esperar, y esperar
Y llegó un manantial,
cauce joven de amar,
y se puso a regar lo que murió.
Ni el amor ni el dolor
de agua fresca de amar
pudieron impedir lo que pasó.