Ya estás tejiendo la red
como en aquella mañana
en que te di mi querer
cuando te vi en la ventana.
Muy tarde vine a saber
que te llamaban la araña.
Cuando se empieza a adorar
sin conocer el destino
es necesario llevar muchas botellas de vino
porque se empieza a llorar a la mitad del camino.
Hoy comprendo que por eso
me entregaste tu hermosura
y me diste en cada beso
tu ponzoña con dulzura.
Ya estás tejiendo la red
con la sonrisa en los labios,
crees que porque eres mujer
tienes el mundo en tus manos,
nos volveremos a ver
dentro de diez calendarios.
Cuando te envuelva el dolor
yo llegaré una mañana
a platicarte de amor
como si fueras mi hermana,
quiero oir en tu voz
quién fue el amor de la araña.
Hoy comprendo que por eso
me entregaste tu hermosura
y me diste en cada copa
tu ponzoña con dulzura.