Volcado el pelo en el hombro,
negro carbón.
La noche parda en sus ojos...
Así es Ninón.
Callada, triste y serena
como los cirios, como la pena.
Sencilla y pura
todo ternura
en su corazón.
Pálida de azahar y luna
como ninguna...
Así es Ninón...
Acaso sus pupilas sin auroras
no brillan más en el cansancio de las horas
y oculten el dolor de un sueño muerto
entre las ruinas de un pasado incierto.
Tal vez, cuando sus manos olvidadas
rasguen su ajuar de novia abandonada,
no tenga lágrimas para llorar
y mire sin saber dónde mirar.
Tras una noche, otra noche.
¡Vano esperar!...
Cien lunas fueron cambiando,
y el cielo... igual...
Rosario de mil desvelos
fue encaneciendo su pelo negro,
y por su llaga
lenta se apaga
su alma en un perdón...
Vida de sombra, flor ajada
por su mirada,
así es Ninón.