Con el brazo metido hasta el sobaco
revolviendo los tachos de basura,
con la mugre cubriéndote del frío
hace cola en el infierno tu destino.
Diste un salto mortal a la locura,
sin equipaje y sin pagar peaje,
te colaste a un tren fantasma sin regreso
olvidando el dolor de los mortales.
Durmiendo en mitad de la vereda,
el pedo del vino que compraste,
con los pocos centavos que juntaste
lo suficiente para borrar de un saque
la realidad que pasa en tacos altos
al lado de tu cama de cemento.
Para gritar nuevamente al despertarte
¡Jódanse, qué ustedes los votaron!
¿A qué lugar te fuiste, a qué galaxia?
Donde la muerte no baila con la vida
no hay bombardeos que tiñan los recuerdos
y no hay recuerdos, ni guerra, ni Malvinas.
Qué libertad tan grande, ¡Ay!, que coraje
hacerle un tacle al cinismo y al chantaje,
jugar a la escondida con el hambre
y pasar de los placeres terrenales.