En las manos tienes el destino
que mueves con mimo
a tu voluntad.
Ni una nube negra en tu horizonte
que cambie el rumbo de tu bienestar.
Eres amo y dueño de tu vida
hasta que de pronto
una tempestad
arrasó con todas tus certezas
dejando al aire tu fragilidad.
Y ahora esperas otro tiempo,
otro tiempo que vendrá,
la dulzura de ese sueño
que seguro que volverá.
Oh, oh, oh, oh.
No hay olas sin espuma
ni miedo sin puñal,
ni culpa sin perdón.
Ahora has aprendido a decir que no.
Como un gol metido en propia puerta
se rompió el hechizo,
se deshizo el plan,
convirtiendo en ruido, tus ideas
y en polvo la riqueza que ya es olvido.
Y ahora esperas otro tiempo,
otro tiempo que vendrá,
la dulzura de ese sueño
que seguro que volverá.
Oh, oh, oh, oh.
No hay rosas sin espinas
ni retos sin final,
ni fuga sin razón.
Ahora has aprendido a decir que no.
Oh, oh, oh, oh.