Hay un viejo coleador mirando hacia el horizonte,
Recordando aquellos tiempos,
Cuando coleaba en los montes,
Los novillos cimarrones toros viejos de cogote,
El mastrantal lo saluda pa que en su recuerdo evoque,
Relincho, manga y coleo y de amorío es un derroche,
Cuando a tarde de efectivas labios de miel por las noches,
Ese viejo coleador pide a dios que lo remonte,
Un caballo que sea bueno pa la puerta y para el boche,
Ese viejo coleador que mira hacia el horizonte,
Aun no a perdido sus bríos, aun no a perdido sus dotes,
Con razón sueñan en las mangas coleadas de amado aponte,
Mil cintas multicolores pintan de amor un derroche,
Flores en la talanquera hacen que su pecho explote,
El deseo de regresar,
Aquellos tiempos cuando en las mangas tumbaba toros padrotes.
Cuantas vueltas de campanas perdidas en la distancia,
Cuando caballo y jinete
Se jugaban la bonanza,
Y la vida en un estribo junto a la muerte se abrasa,
Cuanto vale una efectiva vale pedazos del alma,
Ni el treinta y uno del tiempo le matan sus esperanzas,
Y el que palpita en el pecho tiene orgullo y arrogancia,
Ese viejo coleador cuando la muerte lo alcance,
Quiere que su sepultura sea en el centro de una manga,
Donde los toros más fieros sobre su pecho se caigan,
Cuando un nuevo coleador heredero de su estampa,
Grite con fuerza y valor yo tengo su misma casta,
Cuando la tarde se marche en peno ton de nostalgia,
Se escuchara en los caminos,
Y entre las cuerdas del arpa,
El nombre de amado aponte de amado aponte,
Como un suspiro en el pecho de las muchachas.