Tomá esta rosa encarnada
y abrila que está en capullo.
Y verás mi corazón,
abrazado con el tuyo;
y veras mi corazón
abrazado con el tuyo.
No llores, mi alma,
no llores no;
que por tu pena,
me muero yo.
La rosa que tú me diste
en prueba de nuestro amor,
fue cortada antes de tiempo
y la ha marchitado el sol.
Y la ha marchitado el sol,
la rosa que tu me diste.
No llores mi alma,
no llores no;
que por tu pena
me muero yo.