cuando la sombra cae, se dilatan tus ojos,
se hincha tu pecho joven
y tiemblan las aletas
de tu nariz, mordida por el dulce veneno,
y, terrible y alegre,
tu alma se despereza.
qué blanca está la noche del placer.
cómo invita a cambiar
estas manos por garras de pantera
y dibujar con ellas
en tu cuerpo desnudo
corazones partidos por delicadas flechas.
para ti, pecadora,
escribo cuando el alba
me baña en su luz pálida
y tú ya te has marchado.
por ti, cuando el rocío bautiza las ciudades,
tomo la pluma,
lleno de tu recuerdo,
y ardo.
nieva sobre el espejo de las celebraciones
y la nieve eterniza el festín de tus labios.
todo es furia y sonido de amor
en esta hora
que beatifica besos y canoniza abrazos.