Cuanta gente que ha dicho,
lo mismo que yo digo.
Que repetir lo mismo,
es casi un sacrificio.
Me conformo tan sólo,
cuando miro los lirios,
idénticos de forma,
pero no repetidos.
Y los niños de todos,
iguales a mi niño,
con la misma inocencia,
pero no repetidos.
Y los días de lluvia,
y los soles cansinos.
Los años de mi vida,
que jamás fueron míos,
y el aire que mis ojos
imaginan vacío,
y es todo el alimento
que a veces necesito.
Tanta gente que ha dicho
lo mismo que yo digo,
y que dirán mañana
los que hoy han nacido.
Dirán que tienen hambre,
dirán que tienen frío,
o que son muy felices,
o que todo es lo mismo.
Repetir las palabras
sin ubicar el sitio,
resulta tan absurdo,
como vivir de vicio,
porque no hay movimiento,
ni quietud, ni extravío
más cruel que la palabra
convocada al hastío.
Tanta gente que ha dicho,
lo mismo que yo digo.