Ya no temas amarme, si tus caprichos
como una jaula,
aprisionan mis sueños,
enamorados de la distancia.
No me dejan tus besos, alzar el vuelo,
el jubiloso vuelo, hacia los cielos,
por donde andaba.
No temas que me vaya,
siguiendo el rumbo de las bandadas,
que vuelan tras el viento,
pero no logran calmar sus ansias.
Como cántaros frescos, de aguita clara,
son tus frágiles pechos, de lo que bebo,
mujer amada.
Ay, apasionada flor,
mi alado corazón,
jamás alzará vuelo.
Me atas con tu amor,
y vivo en la prisión
de tus esmeros.
Si dejaras de amarme,
será soltarme.
Y seré en los cielos,
amor de nuevo,
un pájaro errante.
Ya no temas amarme,
si soy cautivo de tus ojazos,
no ves que estoy rendido,
a la ternura que dan tus manos.
Como un lazo de fuego, tu devaneo,
atándome a tu cuerpo, me pone en celo
entre tus brazos.
No temas que me vaya,
dejando el nido que yo soñaba.
Tú eres como el árbol,
que da cobijo entre sus ramas.
La libertad que tanto busqué volando,
la tuve encadenado, a tus encantos
de cuerpo y alma.