Probablemente en su pueblo se les recordará
Como cachorros de buenas personas,
Que hurtaban flores para regalar a su mamá
Y daban de comer a las palomas.
Hombres de paja que usan la colonia y el honor
Para ocultar oscuras intenciones
Tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Rodeados de protocolo, comitiva y seguridad,
Viajan de incógnito en autos blindados
A sembrar calumnias, a mentir con naturalidad,
A colgar en las escuelas su retrato.
Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
Juegan con cosas que no tienen repuesto
Y la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Y como quien en la cosa, nada tiene que perder.
Pulsan la alarma y rompen las promesas
Y en nombre de quien no tienen el gusto de conocer
Nos ponen la pistola en la cabeza.
No conocen ni a su padre cuando pierden el control,
Ni recuerdan que en el mundo hay niños.
Nos niegan a todos el pan y la sal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Pero, eso sÃ, los sicarios no pierden ocasión
De declarar públicamente su empeño
En propiciar un diálogo de franca distensión
Que les permita hallar un marco previo
Que garantice unas premisas mÃnimas
Que faciliten crear los resortes
Que impulsen un punto de partida sólido y capaz
De este a oeste y de sur a norte,
Donde establecer las bases de un tratado de amistad
Que contribuya a poner los cimientos
De una plataforma donde edificar
Un hermoso futuro de amor y paz.