Existen camiones hormigonera
que, girando sobre su eje,
cruzan fronteras interiores
como buques pirata
ante mi coche.
Existen ríos fríos y montes nevados,
árboles desnudos y ganado pastando.
Existen, sobre todo, hombres
y mujeres que no conozco
mi me conocen.
Existen trenes también
que pasan sonámbulos y apátridas;
peregrinos de lluvia,
cargados de humedad,
sin destino conocido.
No existen patrias ni banderas,
salvo en el lenguaje
sórdido y cuartelero
de un hombre con estrellas.