Hace tiempo que sueño despierto, vivo en un mundo tan irreal. Neones rojos, bolsitas de veneno, pago con VISA, que más meda.
Es buena hora, las seis de la mañana. Hasta las ocho no empiezo a currar. La última copa, el último pitillo. Ya nadie queda, me he vuelto a pasar.
Esta es la condena que tengo que pagar. El reloj de arena se agotará.
Esta es la condena, ya no tengo salvación. Demasiado tarde para cambiar.
Juro por dentro cuanto lo lamento, que poco a poco lo voy a dejar. Mi vida pende de un hilo muy fino, pero el destino me ha vuelto a liar.
Unas por malas y otras por buenas, siempre hay motivos que celebrar. Sin darme cuenta ya estoy con lo mismo. Doble de arena y ninguna de cal.
Esta es la condena que tengo que pagar. El reloj de arena se agotará.
Esta es la condena, ya no tengo salvación. Demasiado tarde para cambiar.
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