Amanece
Atraviesan la ventana los primeros bríos del día
Y un bostezo
Se insinúa
Me amortajo en espera de la muerte
Y al despertar, lo sé
Releeré estas líneas con disgusto
Y quizá
Con algo de autocompasión
Me preguntaré
Entonces, qué he hecho para merecer!
Y como siempre
Un grito resonará en mi pecho:
¡No jodas, compadre!
¡No jodas, tanto insomnio, compadre!
Y tan poca poesía
En fin
Algún día
Lo prometo
Dejaré de intentarlo
Por lo pronto
Duermo.