Como de costumbre, te dispones a dormir,
Con la fe en los labios, y en la piel fuego de abril,
Y al cerrar los ojos, sientes su mirada,
Sus manos te invitan, a librar otra batalla,
Su lengua pone sal, en tus heridas, pero no te hará morir.
Ruedas por su espalda y te, conviertes en delfín,
Rompiendo cada ola, desde los pies a la nariz,
Y entre fuego y besos, te enciendes por dentro,
Hasta que en el sueño, el sol decida que es el fin.
¿Que fue de ti?, ¿Que fue de mí?,
Que pudo ahogar su boca en tú manera de besar,
¿Que fue de ti?, ¿Dónde estarás?,
A quien le juras que lo llevas en la sangre,
A mí o a quien ocupa, en tú pasado mi lugar.
¿Qué fue de ti?, ¿Qué fue de mí?,
Que lo hizo merecer, hasta tú forma de mirar,
Que tuvo en las yemas, de los dedos,
Que ha trazado, uno a uno sus recuerdos,
En el espacio que debería, de ocupar mi soledad,
¿Que fue de ti?, ¿Que fue de mí?
Hoy te he preguntado, si te has sentido mal,
Solo estoy cansada, seguramente pasará,
Y como de costumbre, tomaré el cansancio,
Como la advertencia, de que no pregunte más.
¿Que fue de ti?, ¿Que fue de mí?,
Cuanto daría por cambiarle, cuatro años,
Por la noche en que sus brazos, de tanto amor,
Te destrozaban en pedazos,
Cuando más debo esconder,
Que me duele soportar, que en mi busques, otra piel.
¿Que fue de ti?, ¿Que fue de mí?,
Que lo hizo merecer, hasta tú forma de mirar,
Que tuvo en las yemas, de los dedos,
Que ha trazado, uno a uno, sus recuerdos,
En el espacio que debería, de ocupar, mi soledad.