Todos sabemos que fue
Un verano descalzo y rubio
Que arrastraba entre los pies
Gotas claras del mar oscuro.
En el pecho dos medanos eternos
Y en los ojos un cielo transparente,
Que brillaba trás del sol,
Serena y furiosamente.
Quizas sepan que tenía
Una eterna compañera,
Que reía y se entregaba
Desnuda sobre la arena,
Que volaba cuando estaba en algún sueño
Para despertarse dentro de su dueño,
Al que le daba su amor,
Hermosa y salvajemente.